Tomar la decisión de ir a terapia, es la mitad del proceso hecho, dicen por ahí. Es que la terapia empieza por ti.
Ir a terapia es animarse a ver hacia dentro y descubrir tus fortalezas, que serán la plataforma para transformar aquellas características que te limitan como persona, impidiéndote crecer.
Podemos ir a terapia para abordar una situación puntual (un duelo, un evento traumático, una decisión vocacional, etc) o podemos disponernos a un cambio de aquellas cuestiones que siempre han estado ahí y ya no te resultan adaptativas a tu vida cotidiana.

Muchas veces, las personas simplemente no se sienten bien consigo mismas, aunque no tienen claro porqué, y es parte del proceso terapéutico definir en conjunto las cuestiones a trabajar.
Cualquiera sea tu situación, podemos ponernos en contacto y en una primer entrevista definir qué será lo mejor para ti.